jueves, 15 de marzo de 2012

Un tal espíritu



Descansé y, recobrado el aliento y los ánimos, me puse con todo entusiasmo y esmero a acabar aquella gigantesca estatua de Marte (...) Quiero contar un detalle que dará una idea del gigantesco tamaño de aquella obra; historieta que es divertidísima. Yo tenía terminantemente prohibido a todo el personal de mi casa que trajeran prostitutas al castillo: y vigilaba atentamente para que esta orden fuera cumplida a rajatabla. Sucedió que mi Ascanio se enamoró de una chica guapísima, y ella de él. Una noche la muchacha se escapó de su casa, dispuesta a abandonar a su madre; fue a ver a Ascanio, que no pudo convencerla de que regresara con la vieja; la chica se empeñó en quedarse; Ascanio no sabía dónde esconderla; por fin, como persona ingeniosa que era, se le ocurrió meterla en la estatua de Marte; y en la mismísima cabeza de Marte le preparó un sitio para dormir. Y allí estuvo la chica mucho tiempo; Ascanio la sacaba por las noches, sigilosamente. La cabeza estaba casi terminada y yo, por un poquillo de vanidad, la dejaba al descubierto, de manera que se veía de casi todo París. Los vecinos subían a los tejados para verla y mucha gente llegó a venir a propósito con la misma curiosa intención (...) Y como la chica que vivía en la cabeza no podía evitar que, de vez en cuando, se vieran sus movimientos, algunos de aquellos bobalicones iban diciendo que un tal espíritu había entrado en la estatua y le hacía mover los ojos y la boca como si fuera a hablar. Y muchos, espantados, se echaban a correr; y otros, más astutos, se acercaban a ver el fenómeno y acababan por reconocer que, efectivamente, la estatua movía los ojos, y juraban que allí dentro había un espíritu; no sabían que además de un espíritu había también un cuerpo perfecto.

Fragmento de Benvenuto Cellini (Florencia, 1500 - 1571), de La vida (Barcelona, Planeta, 1984; introducción, traducción y notas de Miguel Barceló).

3 comentarios:

Céfiro dijo...

Me encantó la historia.

Juan Antonio Bernier dijo...

Éste es uno de los mejores libros que he leído en toda mi vida.
Saludos :)

Céfiro dijo...

Pues apuntado queda...